El peligro de los collares eléctricos para perros
Los collares
eléctricos para educar a los canes proliferan en España, pero algunas
naciones ya los han prohibido por los posibles riesgos que implican para
el animal
Los
collares electrónicos para perros se utilizan bastaste en España. Este tipo de dispositivos sirven para educar a los canes, con la ayuda de los
impulsos eléctricos
que transmiten al cuello del animal y que se controlan a través de un
mando a distancia. Sin embargo, estos aparatos cuentan con defensores y
firmes detractores.
¿Son peligrosos o perjudiciales los collares electrónicos para perros? Un estudio reciente, del que se habla a continuación, advierte de que estos dispositivos no solo
pueden no ser efectivos sino que, además, generan estrés y ansiedad en los peludos compañeros.
Collares eléctricos para perros: ¿son peligrosos?
Los
collares eléctricos para perros son cada vez más frecuentes en España.
Basta con darse una vuelta por los parques y hablar con otros
propietarios de canes para percibir que estos dispositivos para educar
estas mascotas proliferan.
Este tipo de
collares caninos funcionan, explican sus fabricantes, porque
transmiten impulsos eléctricos "indoloros y suaves" al cuello del animal, graduados a través de un mando a distancia.
El objetivo de estos artilugios es corregir conductas poco deseadas, como que
el perro se escape, ladre de forma descontrolada, muestre agresividad o
tire de la correa durante los paseos.
"Los
collares electrónicos quieren ayudar a los propietarios de canes
también cuando existen problemas", explica la Asociación de Fabricantes
de Collares Electrónicos. "Además, no todos estos animales necesitan
este tipo de dispositivos, y el refuerzo positivo debe ser elegido,
siempre que sea posible, como primer método de educación de los perros",
puntualizan.
Collares eléctricos para perros: ¿tienen riesgos?
Los collares eléctricos cuentan con defensores, pero también con numerosos detractores, y en lugares como
Gales incluso los han prohibido. Entonces
¿son peligrosos o perjudiciales estos collares eléctricos?
Laura Velilla es educadora canina y utiliza este tipo de collares en sus sesiones. "El collar eléctrico es
una herramienta más para el adiestramiento del perro, no perjudicial para él, cuyo uso debe ser responsable, porque no siempre es necesaria. Además, debe estar acompañado de refuerzos positivos, como juegos y caricias", dice Velilla.
Aunque este tipo de
collares eléctricos para canes tiene defensores, también tiene firmes
detractores, como la etóloga Alba Benítez, autora del blog
Si mi perro hablara. "El collar eléctrico evita conductas en el can a través del castigo, pero
nunca favorece la cooperación, no ofrece ningún aprendizaje alternativo y mina nuestra relación con él", señala Benítez. Además, "coincido con
Karen Overall, etóloga y referente internacional, quien se posiciona en contra de los collares eléctricos porque
no promueve la capacidad de reflexión del propietario.
Es decir, este ya no se plantea qué está haciendo mal con su mascota,
si actuando de otra forma conseguiría mejores resultados o si está
cubriendo de forma correcta las necesidades del animal", añade Benítez.
Un estudio reciente confirma lo que muchos amantes de los animales ya sospechaban:
los collares eléctricos para perros pueden ser perjudiciales y provocar un notable incremento del estrés en los canes.
El trabajo, realizado con 63 perros, ha sido conducido por expertos de
la Universidad de Lincoln y financiado por el Gobierno de Reino Unido,
país donde el uso de este tipo de dispositivos de entrenamiento canino
también se ha extendido.
Los collares eléctricos para perros aumentan el estrés y la ansiedad del
animal, además de reducir su comportamiento social con otros canes y
humanos, afirman los científicos
"Los canes que son entrenados con collares eléctricos
están
mucho más ansiosos, padecen más estrés y bostezan más; también son menos
proclives a interactuar con otros perros y humanos", explica
Jonathan Cooper,
coordinador de la investigación y profesor universitario de
comportamiento y bienestar animal. Los resultados del estudio han sido
publicados en la revista científica
PLOS ONE.
Además, los investigadores
no encontraron diferencias
significativas entre lo aprendido por los canes sometidos a los collares
electrónicos y los entrenados con ayuda del refuerzo positivo
profesional, es decir, con premios comestibles, caricias o
clicker.
"Los hallazgos sugieren que el uso de los collares electrónicos en
perros no solo no implican beneficios reales en la educación canina,
sino que, además, suponen un riesgo para el bienestar del animal", añade
Cooper.
Benítez coincide en que el empleo del
collar electrónico reduce el bienestar del peludo compañero. "Y, por último, están las
dudas morales.
¿Tenemos derecho de infligir dolor a un animal para modificar conductas
que, en la mayoría de los casos, son naturales de su especie, aunque el
propietario las considere inapropiadas? Yo creo que no", concluye.
En otras palabras: los atajos no funcionan en la
educación canina.
Y, además, como ocurre en el caso de los collares eléctricos, hasta
pueden resultar peligrosos para el peludo compañero. Por eso, el consejo
para enseñar al perro incluye los siguientes ingredientes:
paciencia, amor, ganas de aprender junto con él y acudir a un educador canino de confianza.