Entrevista para FuturAnimal (BCN)
¿Como te definirías?
Guapo, simpático, alto y distinguido. (Tomo para la ocasión la
definición de mi madre). Ahora en serio… Considero que autodefinirse siempre es
en algún grado un ejercicio narcisista, en el cual siempre engordamos nuestras
virtudes y pasamos de puntillas sobre nuestros defectos. (Nada nuevo bajo el
sol cuando de humanos se trata). Pero como puede parecer que quiero eludir la
pregunta, diré que, ante todo, me considero empático. Creo que si nos falla la
empatía (característica esencial en animales de naturaleza moral), estamos
éticamente muertos.
¿De donde surge ATEA y por qué?
La Asociación para un Trato Ético con
los Animales (ATEA), surge en 1993, y hereda un profuso trabajo
anterior de ocho fructíferos y febriles años (de cuando éramos jóvenes e
indocumentados): dos en la sociedad protectora local, y seis más como
delegación de ADDA (Asociación para la
Defensa de los Derechos del Animal), pionera como es sabido en el panorama
animalista español. Fue una etapa ciertamente constructiva.
Por tanto, ATEA no surge de la nada, y
podría decirse que lo único que hicimos en la fecha señalada fue registrar un
nombre, pues tanto el ideario como la estrategia siguieron siendo las mismas.
Si la pregunta hace referencia a por qué
decidimos ciertas personas (dos, para más señas) dar el salto al activismo, la
respuesta es sencilla, aunque para ello sustituiré el qué por el quién: por Arkupe. Hablo de la perra que cambió nuestras
vidas. La adoptamos a mediados de 1986 (ni
Mariasun –mi pareja– ni yo habíamos convivido nunca con perros), y al
poco comenzamos a plantearnos que si considerábamos malvado que alguien causara
daño gratuito a Arkupe, debíamos
considerar lo mismo respecto a animales que ni siquiera conocíamos. Pasado el
verano, asistimos –entre temerosos y expectantes– a nuestra primera reunión
“animalera”, convocada por la sociedad protectora de Gasteiz. Lo demás vino
rodado, y hasta hoy. Luego supimos que el “enganche” a la causa a través de un
animal concreto es muy común. (Ni siquiera en eso fuimos originales).
¿Se inspira en alguna organización extranjera?
Pues no. Teníamos claro que la denominación debía incluir el
epígrafe “ético”, pues consideramos en su momento que ahí se concentraba buena
parte de nuestra esencia. Las demás palabras vienen por añadidura.
¿Algún filósofo o ensayista os motiva?
Hoy en día no, o al menos no de forma importante. En la medida
de lo posible, huimos de la “gurumanía”, pues creemos que ello nos acerca a lo
sectario. Entiendo que todos los teóricos han dicho –y continúan diciendo–
cosas importantes. Confieso que, a título personal, me seduce de manera
particular la ideología antiDDAA, por cuanto de ella he aprendido y sigo aprendiendo
mucho. Tengo pocas dudas de que las obras “especistas” son de las que más me
han enseñado.
En cualquier caso, sí he de reconocer
que en su día Liberación Animal, la
famosa obra de Peter Singer, nos cautivó a todos, pues veíamos en ella, negro
sobre blanco, lo que muchos pensábamos y éramos incapaces de plasmarlo en una
idea estructurada y comprensible. Considero además que sigue siendo una obra de
indudable referencia para quien de verdad se interese por la ideología
animalista.
¿Qué fuentes deben ser visitadas inexorablemente por los que se
inician en la conciencia animalista?
La ya comentada, desde luego. Aunque me declaro incapaz de
contestar a esta pregunta, al menos de forma sintética e inequívoca. No creo
que exista ninguna fuente “inexorable” ni en esta ni en ninguna otra ideología
o conciencia. En tal sentido, soy ante todo ecléctico (antes lo apuntaba). Por
ejemplo, entiendo que una fuente muy rica para el cultivo ético personal son
las declaraciones de los toreros, de los cazadores, o de los vivisectores. En
cuanto a formación individual, cada cual debe nutrirse de su propia simiente,
que él elegirá según necesidades personales.
¿Han ido variando los objetivos de ATEA con los años?
Los objetivos no. Si se nos presentase la ocasión de pulsar el
botón que nos llevase a un “mundo perfecto”, no dudaríamos en hacerlo (¡solo
faltaba!). Por “mundo perfecto” ha de entenderse en el presente contexto un
escenario idílico donde no existiera el dolor innecesario, ni la maldad consciente,
un mundo regido por la justicia… o acaso ni eso, pues solo cabe hablar de
“justicia” en contraposición a la “injusticia”.
Lo que sí ha variado en ATEA es la
estrategia. Cuando eres joven te comes el mundo, sin percatarte de que quizá
sea el mundo el que te está comiendo a ti. Cometimos errores (y hasta delitos
varios, que imagino prescritos), y precisamente de ellos aprendimos. De hecho,
seguimos aprendiendo… lo cual significa que continuamos cometiendo errores, por
cierto. (Ni siquiera los vascos somos perfectos).
¿Cómo ha cambiado el panorama sociocultural y moral respecto de
los animales en todo este tiempo?
Muchísimo. Contaría multitud de anécdotas que lo atestiguan,
pero me abstendré al no tener el permiso de sus protagonistas. A veces pienso en
lo “sencillo” que lo tiene hoy alguien que desembarque en el Movimiento. En los años ochenta apenas
había bibliografía, y los medios nos miraban como a una panda de tarados (quizá
lo fuéramos, en efecto). Ahora que lo pienso, creo que en Euskadi hicimos una
inmensa tarea en el campo mediático; percibo que “educamos” a la prensa en
valores hasta entonces desconocidos para ella, y que dignificamos así
notablemente la causa. A pesar de que no en la medida que quisiéramos, hoy los mass media nos perciben con un cierto
respeto, y tengo pocas dudas de que la cosecha no ha sido gratis.
¿Qué caso te ha marcado más de las últimas décadas y por qué?
No me siento cómodo si menciono casos concretos, porque tengo la
sensación de que con ello “olvido” a muchos otros, quiero decir a sus víctimas.
Pero, respondiendo a la pregunta, es fácil imaginar que son hechos que no
pudieron resolverse. La frustración moral es una de los peores sufrimientos que
conozco.
¿Qué no hará nunca vuestra asociación?
Varias miles de cosas, supongo. Nos guía un ideario,
especificado además en nuestros Estatutos, y quiero pensar que ir contra él
debería ser considerado como un desatino por parte de la masa social, una
suerte de traición a la causa. La coherencia importa, y mucho.
¿Cuál crees que es la ventaja de no estar ni en Madrid ni en
Barcelona?
¿En el campo de la defensa de los animales? Pues no tengo la
menor idea, la verdad sea dicha, la pregunta me pilla de sopetón… Quizá fuera
de las grandes ciudades la prensa preste un plus de atención a ciertos temas…
Lo cierto es que tendría que pensarlo un poco más. Pueda que ciertamente
existan ventajas notorias y yo lo desconozca. Si en efecto es así, me disculpo
por ello.
¿Cuál es vuestra relación con las administraciones?
Más agria que dulce. Están ahí, y con ellas hay que tratar, eso
no lo podemos cambiar. Hablaba antes de “educar a los medios”, y creo que aquí
también hay una inmensa labor por delante. La Administración es un monstruo que
se sabe muy poderoso, y por ello conoce bien la estrategia para salirse con la
suya. Es su mismo poder el que al final decanta la balanza a su favor. Suelo
decir que quien ostenta el poder tiene más fácil violar la ley que hacer que se
cumpla quien de él carece. Parece un mundo al revés, pero es lo que hay, y
contra este perverso escenario debemos luchar, con estrategias variables, pues
sucede que lo que funciona aquí allí no es pertinente. Y luego está el “factor
personal”, es decir, dar con la persona adecuada en cada departamento administrativo,
porque solo así puede avanzarse en el proceso. Pero eso ya es ampliamente
conocido.
¿Qué destacarías de las instancias judiciales?
Varios de los abogados con los que hemos trabajado a lo largo de
estos años destacan que adolece la Judicatura de una especial falta de
conciencia en el tema que nos ocupa. Ciertamente no lo sé con seguridad. Pero
resulta sintomático que personas que no se conocen entre sí –me refiero a los
abogados– coincidan en este punto. Como antes comentaba, considero que la cuestión
personal sobresale sobre el escenario en que se desenvuelve cada actor. Si yo
fuera juez, ¿qué creéis que haría con los casos de maltrato animal que me
llegasen?
¿Tenemos las leyes de protección animal que merecemos?
La pregunta viene cargada de pólvora, desde luego. Si nos
atenemos a nuestra idiosincrasia moral con respecto a cómo percibimos los
animales, supongo que la legislación se muestra bastante coherente, pues una
inmensa mayoría social (incluidos por supuesto los distintos estamentos políticos)
sigue percibiendo a los animales como elementos a nuestra disposición. La gente
funciona aún con el mantra de “los humanos primero”, y ni se percatan de la
perversidad que encierra tal idea, pues de ello se deriva que han de prevalecer
los derechos del verdugo sobre los de la víctima… ¡Qué barbaridad!
Pero si la pregunta se muestra pura e
inocente, diré que las leyes no son desde luego las que merecen ellos, los
verdaderos desheredados: los animales. No hay más que leer las primeras líneas
de cualquier normativa proteccionista para darse cuenta de que, antes que a los
animales, están diseñadas para defender los intereses humanos. ¿Cómo se
entiende si no que en ellas se inserte la obligación de recoger las heces de
los perros de la vía pública? Por descontado que no dejarlas ahí es algo
deseable, pero nos movemos entonces en el ámbito de las obligaciones cívicas
(higiénicas), sin relación alguna con la [supuesta] defensa del animal que inspira
en teoría el texto. Si a nadie se le ocurriría insertar en la Declaración Universal de los Derechos del
Niño la obligación de los padres de no permitir que sus hijos tiren papeles
al suelo o pinten las paredes, ¿por qué a los legisladores les parece natural
hacerlo cuando los agentes fácticos son animales? Este simple detalle encierra
toda una filosofía, ¿no creéis?
¿Cuál es la mayor virtud del animalismo ibérico?
No creo que el animalismo patrio destile especiales virtudes por
ser precisamente “ibérico” (desconozco el caso portugués, por más señas). Pero
si he de contestar a la pregunta, se me ocurre que su aspecto más virtuoso viene
dado por el propio hecho de ser “animalista”, es decir, de considerar –desde
sus múltiples perspectivas y visiones– que la actitud humana hacia los animales
debe cambiar de forma urgente y profunda. Otra cosa son los detalles y las
fronteras que perfilan ese cambio.
¿Y el mayor defecto?
Eso lo tengo más claro: que está compuesto en su integridad por
humanos. Y siempre he percibido –hablo únicamente de los veinticinco años pasados–
que un animalista es antes que nada humano, en la peor de las versiones del
término. No creo estar manifestando nada extraordinario si digo que aquí, como
en todas partes, conviven en pérfida armonía la solidaridad bien entendida con
el autobombo. A veces me preguntan cómo veo yo el panorama animalista español
actual, y suelo contestar que “está en muy mala edad”, queriendo decir con ello
que, no siendo ya ni un bebé ni un niño, se encuentra un poco en esa etapa
adolescente que aglutina grandes virtudes y terribles defectos. Será
interesante ver cómo evoluciona en un futuro próximo (pongamos un par de
décadas).
¿Cuál es la prioridad de ATEA en estos momentos?
La que ha sido siempre: aportar granitos a la playa. Tras dos
décadas y media de trabajo constante, preferimos ver la botella medio llena:
esta es una parte esencial de nuestra filosofía vital. Demasiadas cosas malas
nos regala el día a día como para encima mostrarnos pesimistas. Me quedo con la
reflexión del viejo filósofo, aquella que afirmaba que “la ideología animalistas resulta muy fácil de ridiculizar, pero es muy
difícil de combatir”.
¿Qué le pedirías a un genio de la lámpara que te concediese un
deseo?
A pesar de ser ateo confeso –y no pretende ser esto un chiste
fácil por militar donde milito–, que se destinara todo el poder posible al
profeta Isaías, por que hiciese realidad su sueño, un mundo donde el león
conviva en armonía con el cordero y el sacrificio de un buey sea considerado
como la muerte de un hombre…
¿Qué consejo le darías a las asociaciones que están empezando?
¡Uf… esto me envejece por momentos! No soy yo persona que guste
de andar por ahí regalando consejos (a cambio de que no me los regalen a mí,
también es cierto). Dejadme que lo piense… Sí, quizá esto: que se guíen por sus
propias percepciones, y que actúen en lógica consecuencia con ellas. Siempre
defendí la autonomía intelectual. Tras una bonita frase puede anidar la
estupidez, y una reflexión en apariencia banal puede venir acompañada de pura y
luminosa filosofía. Que cada cual se erija en su propio maestro (y que se
suspenda si es menester).
Además de la portavocía de ATEA, desarrollas una muy interesante
labor como ensayista y escritor. Después de Tú también
eres un animal y Estigma, estás escribiendo algo nuevo?
Siempre estoy inmerso en mis quehaceres literarios. La mayoría
de la “producción” no verá jamás la luz, y solo espero que alguna parte sí. Hay
que tener paciencia, y saber que el mundo se rige por criterios que no siempre
son coincidentes con los tuyos, qué le vamos a hacer. Tengo un par de trabajos
casi listos, con los que además he disfrutado, pero mucho me temo que acabarán
en el epígrafe antes mencionado. Si acaso me equivoco, seréis los primeros en
saberlo.
¿A este nivel, qué te ilusiona… tal vez tu colaboración con el
magazine on-line de Lucía Etxebarria?
Bueno, soy de los que no sabe decir no a los amigos (como
confirma este cuestionario). Me animé sobre todo porque ella estaba interesada
en que publicase viejos artículos (por desgracia intemporales), intercalados con
otros de creación exclusiva. Es así que los rescato cada viernes y, tras un
ligero toque cosmético, los cuelgo en la sección correspondiente de AllegraMag. Creo que es
una forma energética de terminar la semana.
¿Hay algo que quieras contar y no te hemos preguntado?
Como en una respuesta anterior, diré que varios miles de cosas.
Pero esto no puede continuar ad aeternum.
Lo dejamos aquí, si os parece… y si no también.
[Bueno, quizá, antes de terminar, y ahora
que lo pienso… ¡Que la gente se anime a comprar en antitaurino.eu!,
la flamante tienda que simpatizantes de ATEA impulsaron hace ahora un año en
pleno Casco Viejo de Bilbao, y cuyos beneficios se destinan en su integridad a
la defensa de los animales.]
Ha sido un verdadero placer, y aprovecho
la ocasión para desearos los mayores éxitos en vuestra empresa. Eskerrik asko!
Genial como siempre.... Cuanta razón llevaba su madre!!.
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