HACIA LA PERVERSIÓN DE
LOS HECHOS MEDIANTE LA DULCIFICACIÓN DEL LENGUAJE
Nunca se puede hablar de eutanasia si se mata a un animal sano, levemente enfermo o es médicamente recuperable.
Si acabamos voluntariamente con la vida de un animal sano, siempre hablaremos de sacrificio o matanza.
Usando la palabra
eutanasia indiscriminadamente, somos cómplices - muchas veces involuntarios- de una práctica que significa
matar perros y gatos, y otros animales domésticos, más allá que la ética y las
condiciones del animal lo justifiquen.
Para
distinguir entre eutanasia y sacrificio, además
de fijarnos en el método (que puede ser eutanásico o no) y debemos
fijarnos en el
motivo. Si el animal "nos sobra", si no podemos encontrarle adoptantes o
no podemos alimentarlo por falta de recursos, o por que no hemos
invertido en la recogida, acogida y reubicación lo estaremos
sacrificando. Matando.
Eutanasia es una palabra
solo aplicable a aquellos seres vivos que diagnosticados médicamente padecen una
enfermedad irresoluble que les lleva a sufrir, sin otra opción posible. Sólo si
el veterinario diagnostica una enfermedad incurable, y que lleva a un padecimiento gratuito, podemos hablar de eutanasia. Los propietarios o responsables asumen la
decisión, interpretando la voluntad del
animal, priorizando su bienestar por encima de toda consideración.
Entendiendo que éste ser no debe soportar un dolor innecesario ligado a la falta
perspectivas una salud aceptable. Por razones científicas, legales y morales,
obviamente el procedimiento debe llevarlo a cabo un veterinario. Estos son los
facultados para inducir la muerte mediante métodos indoloros y no generadores
de angustia.
Sacrificio es la palabra oportuna
para definir la muerte de un animal sano que, por distintas razones, generalmente
una mala gestión económica, la mala gestión poblacional, la tenencia
irresponsable y7o una falta de entenderas intelectuales y morales "sobra". También se
sacrifica por lucro en el caso de los animales de abasto. Con estas prácticas no estamos de acuerdo ya que sólo se ampara en un especismo antropocéntrico atroz.
El sacrificio puede ser
de dos maneras eutanásico y no eutanásico.
1.-El sacrificio eutanásico
se produce con el mínimo dolor y angustia. En el caso de los animales domésticos
necesariamente debe ser inducido por un veterinario.En el resto de animales sobretodo los destinados para el consumo, la CEE obliga a que se produzca mediante métodos rápidos etcétera pero las excepciones religiosas, culturales y de otra naturaleza desplazan muchas de estas muertes a agonías que no tienen nada de eutanásicas.
2.- El sacrificio no
eutanásico: consiste en matar a un animal importándonos poco que sea
rápido, sin dolor y sin sufrimiento por parte de la víctima.
Cuando
desde algunos
municipios poco concienciados se reclama la legalización de la matanza
de los
animales de compañía "excedentes" deberían emplear siempre las palabras sacrificio o matanza.
Usar
la palabra eutanasia
diluye la trascendencia de un hecho inmoral como es la muerte
injustificada de un ser con capacidad de sentir. Contando con los
recursos técnicos
e intelectuales suficientes como para haber hecho campañas de
información,
esterilización e identificación durante los últimos 10 años, la desidia y
el
populismo, ahora empuja a unos pocos a legitimar la matanza. Otras
consideraciones
legales en las que no vamos a entrar amparan un estado de cosas en el
que los
proteccionistas debemos plantarnos empezando por hacer un uso correcto
del
lenguaje.
LA LLAMADA “MUERTE DULCE” NO SIEMPRE ES UNA MUERTE JUSTA, PUEDE
SER TAMBIÉN UN ASESINATO.
NO AL SACRIFICIO DE ANIMALES DOMÉSTICOS EN NINGUNA DE
SUS FORMAS, PERO OBVIAMENTE MENOS EN SU FORMA NO EUTANÁSICA.Emma Infante
Doctoranda en bioética por la UB y Máster en Derecho Animal por la UAB. Desde 2011 estudiando la diferencia entre los conceptos eutanasia y sacrificio. Después de una profunda revisión bibliográfica en el ámbito legal, filosófico, filológico, bioético y científico nacionales y extranjeros he llegado a tales conclusiones ya valoradas con excelente en distintos tribunales académicos.
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