jueves, 26 de abril de 2012

Entrevista a Kepa Tamames (ATEA)

Entrevista para FuturAnimal (BCN)


¿Como te definirías?

Guapo, simpático, alto y distinguido. (Tomo para la ocasión la definición de mi madre). Ahora en serio… Considero que autodefinirse siempre es en algún grado un ejercicio narcisista, en el cual siempre engordamos nuestras virtudes y pasamos de puntillas sobre nuestros defectos. (Nada nuevo bajo el sol cuando de humanos se trata). Pero como puede parecer que quiero eludir la pregunta, diré que, ante todo, me considero empático. Creo que si nos falla la empatía (característica esencial en animales de naturaleza moral), estamos éticamente muertos.

 ¿De donde surge ATEA y por qué?

La Asociación para un Trato Ético con los Animales (ATEA), surge en 1993, y hereda un profuso trabajo anterior de ocho fructíferos y febriles años (de cuando éramos jóvenes e indocumentados): dos en la sociedad protectora local, y seis más como delegación de ADDA (Asociación para la Defensa de los Derechos del Animal), pionera como es sabido en el panorama animalista español. Fue una etapa ciertamente constructiva.
Por tanto, ATEA no surge de la nada, y podría decirse que lo único que hicimos en la fecha señalada fue registrar un nombre, pues tanto el ideario como la estrategia siguieron siendo las mismas.
Si la pregunta hace referencia a por qué decidimos ciertas personas (dos, para más señas) dar el salto al activismo, la respuesta es sencilla, aunque para ello sustituiré el qué por el quién: por Arkupe. Hablo de la perra que cambió nuestras vidas. La adoptamos a mediados de 1986 (ni  Mariasun –mi pareja– ni yo habíamos convivido nunca con perros), y al poco comenzamos a plantearnos que si considerábamos malvado que alguien causara daño gratuito a Arkupe, debíamos considerar lo mismo respecto a animales que ni siquiera conocíamos. Pasado el verano, asistimos –entre temerosos y expectantes– a nuestra primera reunión “animalera”, convocada por la sociedad protectora de Gasteiz. Lo demás vino rodado, y hasta hoy. Luego supimos que el “enganche” a la causa a través de un animal concreto es muy común. (Ni siquiera en eso fuimos originales).      

 ¿Se inspira en alguna organización extranjera?

Pues no. Teníamos claro que la denominación debía incluir el epígrafe “ético”, pues consideramos en su momento que ahí se concentraba buena parte de nuestra esencia. Las demás palabras vienen por añadidura.

 ¿Algún filósofo o ensayista os motiva?

Hoy en día no, o al menos no de forma importante. En la medida de lo posible, huimos de la “gurumanía”, pues creemos que ello nos acerca a lo sectario. Entiendo que todos los teóricos han dicho –y continúan diciendo– cosas importantes. Confieso que, a título personal, me seduce de manera particular la ideología antiDDAA, por cuanto de ella he aprendido y sigo aprendiendo mucho. Tengo pocas dudas de que las obras “especistas” son de las que más me han enseñado.
En cualquier caso, sí he de reconocer que en su día Liberación Animal, la famosa obra de Peter Singer, nos cautivó a todos, pues veíamos en ella, negro sobre blanco, lo que muchos pensábamos y éramos incapaces de plasmarlo en una idea estructurada y comprensible. Considero además que sigue siendo una obra de indudable referencia para quien de verdad se interese por la ideología animalista.  

 ¿Qué fuentes deben ser visitadas inexorablemente por los que se inician en la conciencia animalista?

La ya comentada, desde luego. Aunque me declaro incapaz de contestar a esta pregunta, al menos de forma sintética e inequívoca. No creo que exista ninguna fuente “inexorable” ni en esta ni en ninguna otra ideología o conciencia. En tal sentido, soy ante todo ecléctico (antes lo apuntaba). Por ejemplo, entiendo que una fuente muy rica para el cultivo ético personal son las declaraciones de los toreros, de los cazadores, o de los vivisectores. En cuanto a formación individual, cada cual debe nutrirse de su propia simiente, que él elegirá según necesidades personales. 

 ¿Han ido variando los objetivos de ATEA con los años?

Los objetivos no. Si se nos presentase la ocasión de pulsar el botón que nos llevase a un “mundo perfecto”, no dudaríamos en hacerlo (¡solo faltaba!). Por “mundo perfecto” ha de entenderse en el presente contexto un escenario idílico donde no existiera el dolor innecesario, ni la maldad consciente, un mundo regido por la justicia… o acaso ni eso, pues solo cabe hablar de “justicia” en contraposición a la “injusticia”.
Lo que sí ha variado en ATEA es la estrategia. Cuando eres joven te comes el mundo, sin percatarte de que quizá sea el mundo el que te está comiendo a ti. Cometimos errores (y hasta delitos varios, que imagino prescritos), y precisamente de ellos aprendimos. De hecho, seguimos aprendiendo… lo cual significa que continuamos cometiendo errores, por cierto. (Ni siquiera los vascos somos perfectos).

 ¿Cómo ha cambiado el panorama sociocultural y moral respecto de los animales en todo este tiempo? 

Muchísimo. Contaría multitud de anécdotas que lo atestiguan, pero me abstendré al no tener el permiso de sus protagonistas. A veces pienso en lo “sencillo” que lo tiene hoy alguien que desembarque en el Movimiento. En los años ochenta apenas había bibliografía, y los medios nos miraban como a una panda de tarados (quizá lo fuéramos, en efecto). Ahora que lo pienso, creo que en Euskadi hicimos una inmensa tarea en el campo mediático; percibo que “educamos” a la prensa en valores hasta entonces desconocidos para ella, y que dignificamos así notablemente la causa. A pesar de que no en la medida que quisiéramos, hoy los mass media nos perciben con un cierto respeto, y tengo pocas dudas de que la cosecha no ha sido gratis.
  
 ¿Qué caso te ha marcado más de las últimas décadas y por qué?

No me siento cómodo si menciono casos concretos, porque tengo la sensación de que con ello “olvido” a muchos otros, quiero decir a sus víctimas. Pero, respondiendo a la pregunta, es fácil imaginar que son hechos que no pudieron resolverse. La frustración moral es una de los peores sufrimientos que conozco.

 ¿Qué no hará nunca vuestra asociación?

Varias miles de cosas, supongo. Nos guía un ideario, especificado además en nuestros Estatutos, y quiero pensar que ir contra él debería ser considerado como un desatino por parte de la masa social, una suerte de traición a la causa. La coherencia importa, y mucho.

 ¿Cuál crees que es la ventaja de no estar ni en Madrid ni en Barcelona?

¿En el campo de la defensa de los animales? Pues no tengo la menor idea, la verdad sea dicha, la pregunta me pilla de sopetón… Quizá fuera de las grandes ciudades la prensa preste un plus de atención a ciertos temas… Lo cierto es que tendría que pensarlo un poco más. Pueda que ciertamente existan ventajas notorias y yo lo desconozca. Si en efecto es así, me disculpo por ello.

 ¿Cuál es vuestra relación con las administraciones?

Más agria que dulce. Están ahí, y con ellas hay que tratar, eso no lo podemos cambiar. Hablaba antes de “educar a los medios”, y creo que aquí también hay una inmensa labor por delante. La Administración es un monstruo que se sabe muy poderoso, y por ello conoce bien la estrategia para salirse con la suya. Es su mismo poder el que al final decanta la balanza a su favor. Suelo decir que quien ostenta el poder tiene más fácil violar la ley que hacer que se cumpla quien de él carece. Parece un mundo al revés, pero es lo que hay, y contra este perverso escenario debemos luchar, con estrategias variables, pues sucede que lo que funciona aquí allí no es pertinente. Y luego está el “factor personal”, es decir, dar con la persona adecuada en cada departamento administrativo, porque solo así puede avanzarse en el proceso. Pero eso ya es ampliamente conocido.   

 ¿Qué destacarías de las instancias judiciales?

Varios de los abogados con los que hemos trabajado a lo largo de estos años destacan que adolece la Judicatura de una especial falta de conciencia en el tema que nos ocupa. Ciertamente no lo sé con seguridad. Pero resulta sintomático que personas que no se conocen entre sí –me refiero a los abogados– coincidan en este punto. Como antes comentaba, considero que la cuestión personal sobresale sobre el escenario en que se desenvuelve cada actor. Si yo fuera juez, ¿qué creéis que haría con los casos de maltrato animal que me llegasen?

 ¿Tenemos las leyes de protección animal que merecemos?

La pregunta viene cargada de pólvora, desde luego. Si nos atenemos a nuestra idiosincrasia moral con respecto a cómo percibimos los animales, supongo que la legislación se muestra bastante coherente, pues una inmensa mayoría social (incluidos por supuesto los distintos estamentos políticos) sigue percibiendo a los animales como elementos a nuestra disposición. La gente funciona aún con el mantra de “los humanos primero”, y ni se percatan de la perversidad que encierra tal idea, pues de ello se deriva que han de prevalecer los derechos del verdugo sobre los de la víctima… ¡Qué barbaridad!
Pero si la pregunta se muestra pura e inocente, diré que las leyes no son desde luego las que merecen ellos, los verdaderos desheredados: los animales. No hay más que leer las primeras líneas de cualquier normativa proteccionista para darse cuenta de que, antes que a los animales, están diseñadas para defender los intereses humanos. ¿Cómo se entiende si no que en ellas se inserte la obligación de recoger las heces de los perros de la vía pública? Por descontado que no dejarlas ahí es algo deseable, pero nos movemos entonces en el ámbito de las obligaciones cívicas (higiénicas), sin relación alguna con la [supuesta] defensa del animal que inspira en teoría el texto. Si a nadie se le ocurriría insertar en la Declaración Universal de los Derechos del Niño la obligación de los padres de no permitir que sus hijos tiren papeles al suelo o pinten las paredes, ¿por qué a los legisladores les parece natural hacerlo cuando los agentes fácticos son animales? Este simple detalle encierra toda una filosofía, ¿no creéis? 

 ¿Cuál es la mayor virtud del animalismo ibérico?

No creo que el animalismo patrio destile especiales virtudes por ser precisamente “ibérico” (desconozco el caso portugués, por más señas). Pero si he de contestar a la pregunta, se me ocurre que su aspecto más virtuoso viene dado por el propio hecho de ser “animalista”, es decir, de considerar –desde sus múltiples perspectivas y visiones– que la actitud humana hacia los animales debe cambiar de forma urgente y profunda. Otra cosa son los detalles y las fronteras que perfilan ese cambio.
 
 ¿Y el mayor defecto?

Eso lo tengo más claro: que está compuesto en su integridad por humanos. Y siempre he percibido –hablo únicamente de los veinticinco años pasados– que un animalista es antes que nada humano, en la peor de las versiones del término. No creo estar manifestando nada extraordinario si digo que aquí, como en todas partes, conviven en pérfida armonía la solidaridad bien entendida con el autobombo. A veces me preguntan cómo veo yo el panorama animalista español actual, y suelo contestar que “está en muy mala edad”, queriendo decir con ello que, no siendo ya ni un bebé ni un niño, se encuentra un poco en esa etapa adolescente que aglutina grandes virtudes y terribles defectos. Será interesante ver cómo evoluciona en un futuro próximo (pongamos un par de décadas).  

 ¿Cuál es la  prioridad de ATEA en estos momentos?

La que ha sido siempre: aportar granitos a la playa. Tras dos décadas y media de trabajo constante, preferimos ver la botella medio llena: esta es una parte esencial de nuestra filosofía vital. Demasiadas cosas malas nos regala el día a día como para encima mostrarnos pesimistas. Me quedo con la reflexión del viejo filósofo, aquella que afirmaba que “la ideología animalistas resulta muy fácil de ridiculizar, pero es muy difícil de combatir”.

 ¿Qué le pedirías a un genio de la lámpara que te concediese un deseo?

A pesar de ser ateo confeso –y no pretende ser esto un chiste fácil por militar donde milito–, que se destinara todo el poder posible al profeta Isaías, por que hiciese realidad su sueño, un mundo donde el león conviva en armonía con el cordero y el sacrificio de un buey sea considerado como la muerte de un hombre…

 ¿Qué consejo le darías a las asociaciones que están empezando?

¡Uf… esto me envejece por momentos! No soy yo persona que guste de andar por ahí regalando consejos (a cambio de que no me los regalen a mí, también es cierto). Dejadme que lo piense… Sí, quizá esto: que se guíen por sus propias percepciones, y que actúen en lógica consecuencia con ellas. Siempre defendí la autonomía intelectual. Tras una bonita frase puede anidar la estupidez, y una reflexión en apariencia banal puede venir acompañada de pura y luminosa filosofía. Que cada cual se erija en su propio maestro (y que se suspenda si es menester).

 Además de la portavocía de ATEA, desarrollas una muy interesante labor como ensayista y escritor. Después de Tú también eres un animal y Estigma, estás escribiendo algo nuevo? 

Siempre estoy inmerso en mis quehaceres literarios. La mayoría de la “producción” no verá jamás la luz, y solo espero que alguna parte sí. Hay que tener paciencia, y saber que el mundo se rige por criterios que no siempre son coincidentes con los tuyos, qué le vamos a hacer. Tengo un par de trabajos casi listos, con los que además he disfrutado, pero mucho me temo que acabarán en el epígrafe antes mencionado. Si acaso me equivoco, seréis los primeros en saberlo.

 ¿A este nivel, qué te ilusiona… tal vez tu colaboración con el magazine on-line de Lucía Etxebarria?

Bueno, soy de los que no sabe decir no a los amigos (como confirma este cuestionario). Me animé sobre todo porque ella estaba interesada en que publicase viejos artículos (por desgracia intemporales), intercalados con otros de creación exclusiva. Es así que los rescato cada viernes y, tras un ligero toque cosmético, los cuelgo en la sección correspondiente de AllegraMag. Creo que es una forma energética de terminar la semana.  


 ¿Hay algo que quieras contar y no te hemos preguntado?

Como en una respuesta anterior, diré que varios miles de cosas. Pero esto no puede continuar ad aeternum. Lo dejamos aquí, si os parece… y si no también.
[Bueno, quizá, antes de terminar, y ahora que lo pienso… ¡Que la gente se anime a comprar en antitaurino.eu!, la flamante tienda que simpatizantes de ATEA impulsaron hace ahora un año en pleno Casco Viejo de Bilbao, y cuyos beneficios se destinan en su integridad a la defensa de los animales.]
Ha sido un verdadero placer, y aprovecho la ocasión para desearos los mayores éxitos en vuestra empresa. Eskerrik asko!






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